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domingo, 5 de julio de 2015

Cattleyas - Floración al inicio del verano

Es frecuente encontrar a la venta, en los Invernaderos y Centros de Jardinería, estas Cattleyas híbridas. Son plantas pequeñas de delicadas floraciones y con muchas opciones de color para escoger. Lo mejor es que, además de ser bonitas y económicas, son poco exigentes y fáciles de cuidar.


Seguramente, no puedas poner nombre exacto a tu planta, porque los cultivadores han generado miles y miles de híbridos con flores más grandes, más perfumadas, más duraderas o de colores más llamativos, pero tampoco tiene mucha importancia, porque los cuidados suelen ser muy similares. Son orquídeas muy cercanas a las Laelias, se diferencian en que las Cattleyas tienen 4 polinias y las Laelias 8, por ello una de las hibridaciones más frecuentes es con este género, pero también se utilizan otros géneros como: Brassavola, Broughtonia, Epidendrum, Leptotes, Schomburgia o Sophronitis. Las especies botánicas se suelen dividir en unifoliadas (Suramérica, suelen dar pocas flores anchas y muy grandes) y bifoliadas (Centroamérica, flores más pequeñas, pero más numerosas) y sus pseudobulbos son alargados, de forma ahusada o cilíndrica, un poco más gruesos en la zona central y alcanzan alturas de hasta un metro en algunas especies como la Cattleya tigrina. Desarrollan un sistema de raíces simpodial, lo que facilita su división si tenemos plantas grandes, ya que el rizoma se extiende de forma horizontal sobre la superficie de la maceta o soporte. 


Si no has podido resistirte y has comprado alguna, las necesidades básicas serían: Utilizar un sustrato de cortezas de pino, con trozos de poliestireno expandido o trocitos de corcho y bolas de arlita, o materiales semejantes que garanticen un buen drenaje. Una opción válida para muchas de ellas es montarlas con un poco de musgo en placas de corcho, ramas o troncos de maderas duras. El rango de temperaturas varía según el origen de las especies (Hemisferio Norte no menos de 15 grados - Hemisferio Sur no menos de 12 grados), pero la media podría estar entre los 14 nocturnos y los 30 diurnos, una diferencia de 6 grados entre el día y la noche ayuda a la floración. Les gusta la luz, por lo que debes situarlas en lugares con abundante claridad, sin llegar al sol directo, al menos en las horas de más calor. Admiten el cultivo en exterior en las épocas cálidas colocándolas en lugares con sombra matizada (colgando de árboles o bajo mallas de sombreo ligero). En casa sitúa las plantas en una ventana al Este o Sur, o al Oeste protegidas del sol. 


La ventilación es importante, en invernaderos donde la humedad puede concentrarse más, o incluso en interiores si las tienes en grupo con otras plantas, establece un flujo de aire con un ventilador de tamaño y potencia adecuado. La humedad no debiera bajar del 60%, si es superior, es imprescindible cuidar la ventilación. Como en la mayoría de las orquídeas, el riego es fundamental, pero el exceso deteriora el sustrato y pudre las raíces. En función de la temperatura adecua el aporte de agua, con un sustrato en buen estado y que drene bien, riega abundantemente, deja escurrir el agua y no vuelvas a regar hasta que el sustrato muestre señales de secarse, podría ser un par de veces a la semana en época de calor, una a la semana con temperaturas medias y una cada dos semanas con bajas temperaturas (siempre atendiendo al período de reposo y la humedad ambiental). No riegues por la tarde/noche para que las plantas no queden muy mojadas al bajar la temperatura, ni dejes el follaje húmedo. Ocasionalmente, un pulverizado de agua tibia aumentará la humedad ambiental, sobre todo en interiores. No mojes las flores o se estropearán.


En la época de crecimiento, cada 15 días, añade al agua de riego una dosis diluida de abono con una proporción más elevada de Nitrógeno (30:10:10), en la de floración utiliza un fertilizante con mayor proporción de Fósforo y  Potasio (10:30:20) el resto del año cada 4-5 semanas una fórmula balanceada (20:20:20 por ejemplo, siempre muy diluido). Abona siempre con el sustrato húmedo y entre aportes lava bien el sustrato con agua tibia para eliminar las sales acumuladas en las raíces. No abones en exceso, sólo conseguirás quemar las raíces y alterar el ritmo propio de crecimiento, propiciando el debilitamiento y la aparición de plagas y enfermedades. Respeta el período de descanso de mediados de otoño a principios de primavera aproximadamente y suspende o limita el abonado y disminuye los riegos progresivamente.


Cuando surgen los nuevos brotes puedes trasplantarlas, generalmente cada 2 años cuando el sustrato esté ya deteriorado y compactado. Utiliza macetas o cestas de madera, un poco mayores que las anteriores. En el caso de plantas montadas en corteza o ramas, cuando hayan ocupado todo el soporte, no las despegues pues romperías la mayoría de las raíces, sólo fija el soporte antiguo sobre uno mayor y deja que vuelvan a colonizarlo. Después del trasplante no riegues en dos semanas, basta con una humedad ambiental moderada.  Puedes aprovechar el trasplante para dividir las plantas grandes, cortando el rizoma en grupos de 3-4 pseudobulbos, Utiliza herramientas de corte afilado, limpias y desinfectadas y espolvorea los cortes con canela en polvo o dales un baño en un fungicida, para evitar infecciones. Retira los pseudobulbos estropeados o si hay muchos antiguos sin hojas y sanea las raíces y cualquier parte que pueda estar enferma o seca.

Ref. wikipedia.org, orchidspecies.com, acao.org, infojardin.com, M. Lecoufle "Orquídeas", orquideasweb.com

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