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lunes, 24 de septiembre de 2012

Coelogyne fimbriata (Multiplicación)

Las Coelogyne comprenden algo más de 100 especies de orquídeas distribuidas por Asia y algunas islas del Pacífico. La mayoría son epifitas, pero también crecen sobre rocas en ocasiones. Dado que crecen en diversos hábitats, desde bosques cálidos hasta el Himalaya, hay especies que prefieren un invernadero frío, otras templado y algunas caliente. En el caso de la Coelogyne fimbriata Lindl. 1825 un invernadero más bien frío es el adecuado, con luz suave, incluso algo de sombra y un ambiente húmedo. Se suelen cultivar en maceta con un sustrato tradicional a base de corteza de pino pequeña, arlita, carbón vegetal y poliestireno expandido, pero también es factible hacerlo sobre corcho si se mantiene la suficiente humedad. Una buena ventilación favorece el buen estado de las plantas. Sus pseudobulbos crecen a lo largo de los rizomas que se van extendiendo y ocupan pronto toda la maceta o soporte. Sus flores son pequeñas pero muy bonitas, en tonos amarillos y verdosos claros y con un fuerte contraste en el labelo con grandes manchas rojizas o granates y son ligeramente aromáticas. 
En esta ocasión vamos a dividir una planta que ocupaba ya toda la maceta en la que estaba situada. Para ello, sacamos la planta de su recipiente y quitamos cuidadosamente el sustrato que quede en las raíces, un chorro de agua puede ayudarnos en esta tarea. Aprovechamos para sanear cortando las raíces, hojas o pseudobulbos estropeados y saneamos los cortes con un fungicida o espolvoreando un poco de canela en polvo sobre ellos.


Separamos las divisiones con cuidado en grupos de varios pseudobulbos (en este caso la hemos dividido en tres nuevas plantas. Una vez divididas, seleccionamos las placas de corcho o los nuevos soportes elegidos, las limpiamos bien y hacemos un taladro para pasar el alambre de la que colgarán. Luego colocamos las divisiones sobre el corcho y lo cubrimos con un trozo de musgo de bosque (o sphagnum húmedo si no dispones del otro) con el fin de asegurar la humedad a las raíces. Lo fijamos todo con cáñamo, lana, tiras de medias viejas o cualquier otro material. Cuando las plantas se adapten, sus raíces se irán adhiriendo al corcho y las ligaduras, si no se han degradado ya, podemos cortarlas pues no serán necesarias.


Una vez listas, las etiquetamos y apuntamos en el registro en el que llevemos el control de nuestras orquídeas, indicando detalles como la fecha de división, la planta madre y cualquier otro dato que pueda sernos de utilidad. Luego sólo queda situarlas en el orquideario en el lugar elegido.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Miltonia spectabilis (más flores)

Los detalles de estas hermosas plantas están en la Entrada del día 3 de septiembre, cuando empezaron a florecer. Unas semanas después, en todas las varas siguen abriéndose grandes flores aromáticas de pétalos blancos y labelo en tonos morados. Este verano que aumenté el nivel de pulverizaciones y consiguientemente la humedad del orquideario, las tres Miltonias spectabilis montadas sobre ramas de corcho con un poco de musgo, se han sentido mucho más a gusto y han desarrollado nuevos pseudobulbos y producido más varas y flores.




 Son una verdadera delicia y una elección realmente recomendable si estás pensando en ampliar tu colección con nuevas orquídeas.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Una Vanda agradecida

Las Vandas son preciosas orquídeas asiáticas y australianas, generalmente epifitas y llaman la atención por sus grandes y coloridas flores a menudo perfumadas y por sus largas raíces colgantes.
La mayoría de las que podrás encontrar a la venta son híbridos de flores enormes, sobre todo en tonos azules, morados y púrpuras, pero también de otros muchos colores y siempre llaman la atención en los centros de jardinería porque están situadas en pequeñas cestas de plástico sin sustrato, con larguísimas raíces que cuelgan. Sus hojas suelen ser aplanadas, aunque algunas como la Vanda teres son cilíndricas, recientemente se han transferido estas a las Papilionanthe.
Para su cultivo sólo es necesario un lugar con mucha luz y bastante humedad (al menos un 70%) y mantener siempre sus raíces húmedas con riegos frecuentes y pulverizaciones. Si no dispones de un lugar con esas características, puedes cultivarla en una cesta con un compost a base simplemente de trozos de ladrillo y carbón vegetal, e incluso en un compost de cortezas de pino grandes y algún material de drenaje. Para reproducirlas se corta el tallo cuando es suficientemente largo, como si fuese un esqueje tradicional o un keiki.
Este hermoso híbrido, lo compré de saldo (cuando llevan dos meses en la tienda si no las ha comprado alguien acaban perdiendo sus flores y se convierten en plantas desgarbadas con raíces medio secas y como suelen ser relativamente caras si no se venden pronto, acaban tirándolas medio muertas o a veces las ponen en oferta y poca gente se atreve a comprar ese puñadito de hojas y raíces medio secas).
Esta me costó sólo 10 euros incluido el recipiente de cristal y la sitúe en el invernadero colgada del techo, con otras similares. Tras unos meses de cuidados (humedad, buen riego, luz fuerte y abonados frecuentes) se llenó de flores. Estas son del segundo año que florece ya, cada vez más bonitas y las flores duran cerca de tres meses.


La tengo en este rinconcito junto con alguna Ascocenda y Renantheras que se cultivan de forma similar básicamente y tienen un desarrollo parecido.


Frecuentemente se hibridan con Aerides, Ascocentrum, Arachnis, Phalaenopsis, Renantheras, etc. y algunos cultivadores sobre todo asiáticos, las reproducen a miles, por lo que la oferta es amplia, aunque suelen ser caras. Las especies botánicas son plantas preciosas, generalmente de flores más pequeñas y de formas variadas, pero todas muy bonitas, aunque son más exigentes para su cultivo. Prueba con algún híbrido y luego si ves que está a gusto, experimenta con alguna Vanda caerulea, tessellata, tricolor, teres, etc.

martes, 18 de septiembre de 2012

Hyla molleri (Otro pequeño visitante en el Orquideario)

La ranita de San Antón, también conocida popularmente como ranita arborícola (Hyla molleri) es una pequeña joya de color verde vivo, muy parecida a Hyla arborea, aunque esta última tiene una mayor zona de distribución y comparte con ella su costumbre de trepar a la vegetación que rodea charcas, ríos y pequeños estanques de los jardines, en lugares que garanticen siempre su necesidad de humedad.
Apenas mide entre 2 y 4 cms. y la longitud de la franja oscura que parte desde casi la boca, cruzando los ojos, hasta los costados es lo que la diferencia de otro pariente muy parecido Hyla meridionalis, aunque las discusiones sobre la diferencia real entre algunas de las especies citadas aún siguen entre los biólogos.
Es más probable que las veas al atardecer, aunque en días húmedos también es posible observarlas paseando por la hierba o subidas a los juncos u otras plantas de ribera. La mayoría de los anfibios más comunes (ranas, sapos, salamandras o tritones) corren serio peligro de conservación por la destrucción de sus hábitats, la desaparición de humedales, algunas epidemias fúngicas que acaban con poblaciones enteras y la contaminación de las aguas por lo que, si tenemos la suerte de que alguna elija nuestro jardín o se pasée por el orquideario, debemos facilitar su estancia y tener mucho cuidado de no utilizar agentes químicos que puedan contaminar su entorno. Así podremos disfrutar de su belleza y de su croar nocturno.

Salamanquesa común (Un visitante en el orquideario)

Con frecuencia aparecen por el orquideario alguno de estos pequeños y simpáticos reptiles (Tarentola mauritanica). Sus dedos están adaptados para poder trepar por cualquier superficie lisa y son comunes en las zonas nocturnas iluminadas donde cazan insectos que es su comida habitual. Su color varía desde los tonos verde y marrón claro hasta casi negro en ocasiones. Miden unos 15 cms. y su aspecto aplastado, con numerosos bultitos le dan un cierto aire a un pequeño dragón y le hacen inconfundible. Como otros reptiles tienen la capacidad de regenerar la cola si la pierden huyendo de algún depredador como los gatos domésticos por ejemplo. Ponen dos huevos un par de veces al año y cuando se asientan en una casa, jardín o cobertizo, pronto podrás verlas corriendo por las paredes o entre las macetas tomando el sol. Es una alegría verlas y siempre son bienvenidas.
 

 
Si las coges (a los niños les encantará verla de cerca) manéjala con precaución y no la sujetes nunca por la cola, para que no la pierda, que es su forma habitual de huir cuando se siente en peligro y luego devuélvela al lugar donde estaba para que siga con su beneficiosa labor de comer insectos.

 
Son animalitos curiosos y con frecuencia entran en casa , como la cría (una auténtica miniatura) de la foto de abajo entre los marcos con las fotos de las flores.
 


 
o se pasean por los muros del jardín, como en la foto sobre estas líneas, ésta de un tono mucho más oscuro.