La ranita de San Antón, también conocida popularmente como ranita arborícola (Hyla molleri) es una pequeña joya de color verde vivo, muy parecida a Hyla arborea, aunque esta última tiene una mayor zona de distribución y comparte con ella su costumbre de trepar a la vegetación que rodea charcas, ríos y pequeños estanques de los jardines, en lugares que garanticen siempre su necesidad de humedad.
Apenas mide entre 2 y 4 cms. y la longitud de la franja oscura que parte desde casi la boca, cruzando los ojos, hasta los costados es lo que la diferencia de otro pariente muy parecido Hyla meridionalis, aunque las discusiones sobre la diferencia real entre algunas de las especies citadas aún siguen entre los biólogos.
Es más probable que las veas al atardecer, aunque en días húmedos también es posible observarlas paseando por la hierba o subidas a los juncos u otras plantas de ribera. La mayoría de los anfibios más comunes (ranas, sapos, salamandras o tritones) corren serio peligro de conservación por la destrucción de sus hábitats, la desaparición de humedales, algunas epidemias fúngicas que acaban con poblaciones enteras y la contaminación de las aguas por lo que, si tenemos la suerte de que alguna elija nuestro jardín o se pasée por el orquideario, debemos facilitar su estancia y tener mucho cuidado de no utilizar agentes químicos que puedan contaminar su entorno. Así podremos disfrutar de su belleza y de su croar nocturno.
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